Ciertamente no fue el comienzo del año que esperábamos. 2021 y la campaña de vacunación habían reavivado un poco las esperanzas y casi comenzaron tímidamente a esperar un 2022, si no normal, al menos, menos agotador. Celebramos la víspera de Año Nuevo sometidos y entramos en el año nuevo desarmados y con las manos en alto esperando un mínimo de clemencia.

La esperanza no duró mucho, la nueva variante de Ómicron nos hizo retroceder dos años, reavivó viejos miedos y nos hizo sentir culpables por haber bajado la guardia. Hoy en Italia tenemos países sumidos de nuevo en la pesadilla de la zona roja y la escuela siempre en riesgo de ser cerrada. Porque en nuestro país la importancia que le damos a la educación y a la inversión en conocimiento también se puede medir por esto: la cantidad de decretos que con el tiempo han abierto todo menos cerrar la escuela y penalizar lugares de cultura. En la política impulsada sólo por el dinero, lo que no produce riqueza siempre puede ser sacrificado, con todo el debido respeto a la riqueza intelectual de las generaciones futuras.

Estos pensamientos sin duda también debieron acompañar a Emilie Gordenker, directora del Museo Van Gogh de Ámsterdam, cuando con las últimas medidas para contener la pandemia se cerraron todos los lugares de cultura mientras permanecían abiertos centros de belleza, peluquerías y gimnasios.

Así que, sin desanimarse, transformó las salas del principal museo de la ciudad en un enorme salón de belleza. Entre obras atemporales, llegaron autorretratos y cerezos, tilos, esmaltes y una silla de barbero. La protesta escenificada es una obra maestra del arte y la poesía, lo que lleva a cuestionar un punto extremadamente trivial: ¿es realmente plausible creer que en un gimnasio es más fácil mantener la distancia correcta y las precauciones correctas que entre las grandes salas de un museo? ¿Por qué nos sigue costando tanto entender que la alimentación que nos da la belleza es tan fundamental como la alimentación o el deporte para mantener ese equilibrio (ya muy precario) que llevamos más de dos años intentando salvaguardar?

Pero Emilie Gordenker no estuvo sola en su protesta. El centro de debate «De Balie» en Ámsterdam logró abrirse inventando una nueva vocación: se convirtieron en una institución religiosa con el nombre de «Sociedad Filosófica, la Comunidad de la Razón». El Mauritshuis, se ha convertido en un campo de entrenamiento, alguien invitó a los visitantes a una clase de fortalecimiento mental, alguien más ha reinventado el gimnasio de Zumba.

Estamos en esto, la resistencia de la belleza y el conocimiento. El arte se vuelve inteligente, pasa por alto las reglas y continúa sorprendiéndonos.

https://cultura.tiscali.it/news/articoli/van-gogh-museum-protesta-centro-estetico-beauty-salon-unghie