La fantasía puede ser un buen punto de partida para llevar a cabo ciertos proyectos. Eso es lo que, obviamente, pensaban los jefes de la CIA cada vez que salía un nuevo libro o una película sobre James Bond.

De acuerdo con los documentos revelados y analizados por el doctor Christopher Moran de la Universidad de Warwick, Reino Unido, el creador del agente 007, el escritor Ian Fleming,  y el exdirector de la CIA, Allen Dulles, mantenían una correspondencia que muestra claramente que los estadounidenses trataron de construir los fantásticos dispositivos y de ciencia ficción que han formado parte del mundo de James Bond. Además, según el científico, Ian Fleming y Allen Dulles, sentían una interesante “admiración mutua”.

Es evidente que no todo el equipamiento que salió del “Q Branch”, el departamento que suministraba a los agentes del MI6 el bolígrafo explosivo, el helicóptero de bolsillo y otros “gadgets” fantásticos, pudo ser reproducido en los laboratorios de la CIA, pero es claro que se ha hecho algún intento.

Como algunos ejemplos de los intentos de la Central de Inteligencia estadounidense, tenemos el intento de copia de los zapatos de punta envenenada que aparecen en la película “Desde Rusia con amor” de 1963 y un dispositivo radar para seguir un coche en “Goldfinger” (1964). Lo consiguieron con el zapato envenenado, pero no hubo suerte con el radar.

Los libros de Ian Fleming mejoraban la imagen de los servicios especiales ante el público. El catedrático, Christopher Moran, afirma que durante un largo período de tiempo, las novelas sobre James Bond tenían el monopolio de la imagen de todos los servicios especiales del Occidente y la CIA usaba este factor a su favor.