En la cocina, por ignorancia, tradición o simplemente porque sí, muchas veces estamos convencidos de ciertas aseveraciones como si fuesen estos “dogmas” de fe. Por tal razón es que continuamos con esta sección y hoy, traemos a usted una nueva recopilación de mitos culinarios, mismos que seguramente cambiarán su manera de pensar una vez que haya terminado de leer este artículo. Sin más ni más, iniciemos…
Falso. La fecha de caducidad indica que, pasado ese día, el producto pierde su calidad y valor nutricional, así que es mejor no arriesgarse. Los alimentos no perecederos, como los cereales, granos y pastas secas, escapan a la regla. Si fueron conservados herméticamente cerrados, en un ambiente seco y fresco, deberían estar bien para comer.
Verdadero. Si saca usted la carne congelada en la mañana para consumirla al medio día o en la tarde ya descongelada, debe saber que las bacterias, nocivas para la salud, se duplican durante el proceso de descongelación cada 20 minutos. La forma más segura de descongelar los alimentos es poniéndolos en el refrigerador, en el microondas o en una bolsa de plástico bajo el chorro de agua fría.
Falso. Mientras la abolladura no haya perforado la lata, no esté ubicada en las costuras, en la tapa o en la base, no es peligroso. Lo que hay que evitar es el consumo de alimentos envasados en latas hinchadas, con protuberancias, oxidadas, o con evidencias de cualquier descuido. Si dudás, siempre puedes elegir otra del anaquel.
Falso. Siempre queda un residuo. Después de un breve hervor, permanece el 85% del alcohol, tras una hora a fuego lento el 25%, y luego de tres horas, el 5%. Para darte una idea, después de hervir una salsa con alcohol durante 30 minutos, queda 35%. Falso. Guardá los saldos y retazos de la cena por tres días, no más. Sobre todo, las carnes, lácteos y jugos de fruta. Pasado ese tiempo, aumenta el crecimiento de microorganismos nocivos para la salud. Si ya sabés que no vas a volver a tocar ese pastel de papa, mételo en al congelador. Verdadero. Conviene almacenarlos en el envase original y en un estante para evitar los cambios de temperatura a los que estarían expuestos si estuvieran en la puerta. De esa manera se mantiene la calidad del producto. Verdadero. Es un clásico en las oficinas que casi nadie está dispuesto a admitir. Muchas veces se rellena la botella de agua del garrafón sin lavarlo adecuadamente, lo que permite la acumulación de bacterias. Antes de hacerlo, conviene enjuagarlo con agua caliente, jabón y tallarlo con un cepillo.
Verdadero. Conviene dejarlos reposar dos horas, como máximo. El frío ayuda a mantener las cualidades de los alimentos por más tiempo e impide que la mayoría de las bacterias se desarrollen en dosis dañinas. Si guardás algo caliente en la heladera, sube la temperatura y se puede perder la refrigeración de lo que tienes guardado adentro.
Verdadero y falso. Lo que se sabe hasta ahora es que el teflón, a partir de los 370 grados, libera hasta 15 gases tóxicos, de los cuales dos son de naturaleza cancerígena. ¿Quién pone un sartén a esa temperatura? A la fecha no conocemos a nadie, pero ante la duda podemos tomar ciertas precauciones, como ventilar la cocina, desechar los sartenes que tengan el esmaltado rayado, gastado o quemado y evitar dejar el sartén de teflón al fuego por mucho tiempo. |
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