Las cadenas de comida rápida no solo se apuran para servirle su plato favorito, sino que se preocupan por ganar dinero rápido desatendiendo las normas laborales y poniendo en peligro la salud de sus clientes. Las marcas de la parrilla de las hamburguesas no son reales, sino que se las añaden durante el proceso de producción en la fábrica. Para elaborar el chili con carne generalmente se utilizan las sobras de las hamburguesas. La mayoría de las ensaladas de los restaurantes de comida rápida contienen tantas calorías como una hamburguesa Big Mac de McDonald's. Casi el 50% de las bebidas gaseosas contienen bacterias fecales. Algunos batidos, shakes o malteadas contienen más de 50 tipos diferentes de productos químicos. Los platos de comida chatarra contienen una gran cantidad de jarabe de maíz alto en fructosa, un edulcorante que, además de barato, es adictivo. Los restaurantes de comida rápida hacen los huevos revueltos con polvo de concentrado, premezcla y agua. Solo una hamburguesa puede contener carne de 100 vacas diferentes. Con el objetivo de hacer sus productos más atractivos para los niños, las empresas de comida rápida añaden una gran cantidad de azúcar a estos, incluso a la pizza. |
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