Una temporada de graduación del Colegio Nacional de Danza Contemporánea, cuya sede es la capital del estado de Querétaro, fuerza con facilidad la remembranza y consecuentemente a dejar una pincelada de historia que alcanzará alguna trascendencia según el posterior desempeño de las personalidades narradas, en este caso las estudiantes graduadas. A nivel licenciatura en 2016 son tres mujeres quienes culminan un ciclo de siete años: tres de bachillerato y cuatro del nivel superior.
Laura Aida Gómez bailó “Universo personal”, de Alejandro Chávez Zavala, coreógrafo egresado del CNDC, y llevó un personaje en “Después del viento”, de Alexis Zanetti. Antes de esta temporada, los días 7, 8 y 9 de julio de 2016 en el foro múltiple del Museo de la Ciudad, recuerdo tres intervenciones notables de la recién graduada en su tránsito por el Colegio: “De yeso y jazmines”, de Jesús Ruiz, “¿Sin aliento?”, de Citlali Barona, y “Ánodo” coreografía solista que creó para C. Barona, ocupándose también del montaje.
Aunque la intérprete sea su condiscípula de bachillerato, cuesta mucho trabajo no ver a la autora y directora recreándose en la puesta en escena de “Ánodo”. Difícilmente la provocativa espectacularidad lograda con Barona resultaría de inferior impacto siendo ella misma la propia ejecutante, faltaría ver si también intérprete: toda una glorificación de la sensualidad, de la interioridad femenina encendida por la eroticidad. Sin embargo, siempre he visto como un conveniente acierto que quien crea y monta permanezca puliendo la obra observándola. Sin esa identificación y entendimiento de personalidades “Ánodo” seguramente quedará para el registro, o acso sus caminos vuelvan a coincidir. A su vez, Laura Gómez, encendida de amorosidad un tanto controlada, graduada para la incitación, interpretó con Alexis Méndez “¿Sin aliento?”, precediendo la actuación de Citlali Barona. ¿Cuánto es la fuerza y la belleza de su presencia administrada el recurso con el cual construye el encendimiento? ¿Cuánto la danza es un recurso que utiliza para tal administración? Y mientras ésta dura, la bailarina capta y retiene la admiración. ¿Baila para ser admirada, para proponerse inalcanzable? En efecto, el final de “¿Sin aliento?” es cuestionante sobre las posibilidades de las emociones y de la belleza como una marea.
Al año siguiente compuso “Sistema ¿cuadrado?” para que Isaac Santana se graduara como bachiller con la 17a promoción de este nivel. Apreciándose características y exigencias físicas y técnicas como las ya descritas. También esta coreografía y su intérprete integraron programas de las actuaciones del grupo comandado por el creador Alejandro Chávez. Las características descritas no las observé en “Universo personal”, tampoco veo esta obra programada en ninguna presentación de Ciudad Interior, aunque en más de un programa vendría muy bien como montaje invitado. Cuestión de ganas y derechos. Sin embargo, son contadísimos, si es que ha habido alguno, los casos en que el egresado mantiene el nivel físico y técnico que alcanza al momento de graduarse, máxime de licenciatura. La trayectoria y la actuación final de Laura Gómez deja para la reflexión: ¿El artista para el arte o el arte para el artista? Si la obra o la expresión mueven y emocionan ¿vale el cuestionamiento? ¿Es real tal dicotomía? ¿Solo ‘a grain of salt’ que se disolverá, o se transformará en cristal? {gallery}galerias/espectador140716{/gallery} |
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