Un gobernante arrepentido de la omisión con que se ha conducido con sus gobernados, sin ocuparse de su bienestar y prosperidad, y en cambio ha nutrido su ocio con placeres y diversiones. (No sabemos si estos y estas incluyen viajes al extranjero, y desempeñarse como animoso espectador de campeonatos deportivos.) Pero no se queda en la mera declaración de proceder conforme a sus promesas y normas juramentadas, sino que emprende enmiendas con hechos fehacientes ¡aún a costa de su integridad, no la patrimonial, más bien la física! Sin embargo este arrebato contranatura no ha concluido: ¡con tal actuación alcanza la felicidad! Bueno, esto último ya es una suposición de mi cosecha porque el final del cuento del escritor inglés Oscar Wilde es más místico y espiritual, llegando a la identificación con la divinidad.
Este fenómeno gubernamental únicamente puede habitar en la literatura y el foro teatral, y para niños mediante títeres. De otra manera seguramente pasaría por un pésimo chiste o una grandísima idiotez que escaparía a las posibilidades imaginativas del más imbécil o patológicamente crédulo irredento. Semejante gobernante en México no terminaría de respirar antes de ser exterminado por lesa traición a la causa del gremio. Luego entonces el teatro y la creación narrativa fomentan y nutren la imaginación. En tal empeño está comprometida la titiritera Pilar Vega al llevar al escenario al “Príncipe Feliz”, haciendo temporada dominical hasta julio en el Museo de la Ciudad. El domingo 12 de junio, a las doce del día los pequeños espectadores respondían a la artista sus preguntas a gritos para hacerse oír, o mediante la traducción de sus padres pues sus dicciones carecían de la claridad de sus intenciones participativas. Queda muy claro que la inocencia y la ingenuidad salvan la situación al ir siendo enumerados las carencias, sufrimientos y abusos que caracterizan la miserable cotidianeidad de los gobernados, pues no advierten el espejo en que están siendo reflejados, incluso en el entorno inmediato donde el piso del auditorio del Museo por años ha permanecido cacarizo. Más lejos, en el ‘vestíbulo’ de la joya de los espacios escénicos alternativos de este gran espacio cultural queretano, sino no se le encaraman a uno las hormigas, es posible esperar recargado en la pared la apertura del Foro Múltiple, resultando palmaria la tenacidad y la resistencia del espectador. Abuso e infamia por parte de quien se encuentra en posición de poder; hambre y enfermedad para quienes carecen de solvencia económica; remuneración miserable para quien labora hasta reventar son condiciones tan frecuentes e inmediatas que, según me comentó Vega, hubo quien lloró entre el público sanjuanense que la recibió la jornada previa.
Obviamente el reflejo, entre nosotros, no alcanza al gobernante, no tan solo porque ninguno tiene la entereza de este “Príncipe Feliz”, sino porque solo asisten a los eventos donde ellos son el espectáculo, y al contrario únicamente a aquellos puestos para ellos en nuestro [me da flojera intentar una redacción más propia] Teatro Metropolitano, y a falta de representaciones dignas de sus refinadas preferencias de plano se van a Roma y/o Madrid (no son nombres de calles ni colonias) ¡qué caray!, o ¿para qué otra cosa es el erario sino para manejarlo como personal peculio? ¿Quién es títere de quién, o todos somos impostores, menos ellos que gritan desde sus carriolas o parados en las piernas de sus padres sin reparos ni segundos pensamientos?
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