¿Qué hay con la religiosidad? Porque aparece una imagen con veladoras y el personal del bar se conduce devotamente ante ella. Me pareció sin ninguna función dentro de la trama. Esa es una aportación de Uriel Bravo. Ni siquiera está sugerida en el texto. No niego la contraposición en la cultura mexicana: veo los altares a la Virgen de Guadalupe, o al Santo Niño de Atocha erigidos por prostitutas y sicarios; en los antros; voy a pedir perdón porque voy a matar a fulano.
¿Cabe la lectura de que en ese rincón del drenaje, donde El Chuky ha tenido secuestrado al diputado, quien sale de la mierda es el secuestrador y el secuestrado rescatado de ese hoyo inmundo retorna a la suya? El secuestrador no estuvo en la mierda, quien está en ella es el diputado. El Chuky es un hombre limpio, ignorante, pero desesperado, recibe un aviso de muerte que no lo amedrenta; si lo matan salva su dignidad y se libera de todas sus deudas: el embargo inminente y las broncas con su mujer. El diputado habla de la dignidad de la gente, que a pesar de las cosas tiene un honor. El Chuky es un poco como todos nosotros.
Yo era un puberto… pasaba como pasa ahora, con variantes: el adolescente sigue siendo adolescente y el adulto, adulto. Todos, todos pasamos por esa curva peligrosa, que es una analogía con los señalamientos de la carretera. En esa curva entras niño… no eres niño, no eres adulto… el puberto pasa por una etapa de insatisfacción constante, nadie lo quiere, todos lo odian y él odia a todos. Fue muy padre para mí reencontrarme con el Pilo adolescente. Rico o pobre, el adolescente es adolescente sin importar escuela pública o privada, si acaso cambiará el vochito por un BMW, pero los nervios, el corazón temblando a punto de salírsete del cuerpo es el mismo. Curva peligrosa ha funcionado perfectamente en Argentina, Venezuela, Costa Rica… va muy bien. Me decía un amigo, Rodolfo Guerrero: esta obra es una crítica muy ácida contra el sistema educativo de nuestro país. Habrá quien vea en la obra el abismo generacional entre padres e hijos; otros verán el extravío y la rebeldía adolescente: en un minuto una decisión te cambia la vida, para bien o para mal. Llevar a escena Curva peligrosa es muy sencillo, no requieres producción, con un par de sillas resuelves todo. Puedes montarla al aire libre, en el patio de una escuela. Es la reina de todas mis obras porque la montan en todos lados.
A mí me encanta esa vuelta de tuerca con Adrián que por lealtad a la amistad que une al trío, por dejar libre el camino a sus amigos, Corina y Carlos, para quererse, se declara homosexual y después descubra la intención de esa falsedad. Lo que tú dices es fregón. Para ese cambio me ocupé de la congruencia del personaje: su lealtad. Cuando Carlos lo ataca y le dice ¡Maldito joto!, Adrián le devuelve el golpe y puntualiza: Ser maricón no significa ser cobarde. ¿Qué sigue entre el dramaturgo Edeberto Galindo y Querétaro? En ninguna ciudad del mundo han montado tantas obras mías al mismo tiempo como en Querétaro. Aquí tengo y he hecho muy buenos amigos. Creo que mis relaciones aquí van a ir más allá del 2015. Escribí un monólogo para un chico de aquí, Generación X, que veremos en marzo o abril. Los estudiantes de la facultad de teatro (sic) de la UAQ van a hacer su fin de cursos con un texto que escribí exclusivamente para ellos. Se llama Tipos refiriéndome a una máquina de tipos. Habla de estereotipos, de arquetipos, de prototipos. Quisiera dirigir en Querétaro, hay muy buenos actores aquí. La forma de hacer teatro es muy diferente, veo un juego muy lúdico, en (Ciudad) Juárez el teatro es muy realista, muy violento. Habría que encontrar un punto de equilibrio. A mi esposa y a mí nos encanta Querétaro. Si algún día me mudara, me vendría para acá. |
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