Según revela un estudio, la pobreza resta posibilidades de desarrollo a los niños, incluso antes de los primeros años de colegio, pues les impide estudiar bien o mejor que los niños de familias sin problemas económicos. La pobreza afecta igualmente a habilidades cognitivas, como a capacidad de aprendizaje en ciertas materias, y a otros ámbitos psicológicos, como la autoestima.
Así pues, según el Economic Policy Institute, la pobreza afecta a los niños desde su más temprana edad, impidiéndoles estudiar correctamente incluso antes de ser escolarizados o de ir a la guardería. Los niños más afectados por la desigualdad social son los afroamericanos y los de procedencia hispana.
El problema no reside en el hecho de que los niños pobres no sean capaces a estudiar, sino en las desventajas que sufren, recalca el estudio. Ello exige adoptar las acciones necesarias, cuanto antes mejor, para eliminar la desigualdad.
Según el estudio, los niños del continente americano de familias ricas sacan mejores notas en materias como matemáticas, lenguaje, razonamiento, abordaje del aprendizaje y, asimismo, demuestran un mayor entusiasmo por aprender. Mientras estos obtienen mejores notas en pruebas de memoria, atención, autodominio y perseverancia, a los niños de familias pobres les cuesta más afrontar problemas psicológicos como la ansiedad, la baja autoestima y la soledad.
Estos niños se enzarzan más a menudo en peleas, les cuesta más no interrumpir sus actividades escolares o no comportarse de manera impulsiva.
El problema tiene además carácter racial, ya que entre los niños pobres la mayoría son hispanos y afroamericanos. Casi la mitad de cada grupo racial es pobre, mientras entre los niños blancos y de procedencia asiática el porcentaje de pobres es de un 13 y un 17 por ciento, respectivamente. La desventaja racial se manifiesta desde los primeros años de vida de los niños negros y latinos, en comparación con los blancos y asiáticos.
El estudio no constata ninguna desigualdad de género entre las habilidades cognitivas de los niños. Las niñas, en general, destacan un poco más lectura y un poco menos en matemáticas, si bien la diferencia es ínfima.
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