Dice el cineasta Beto Goméz, director del filme mexicano Volando Bajo, que su objetivo era hacer un homenaje a través de la comedia y el melodrama a la música (y el cine) de los años ochenta, y he de decir que muy probablemente lo haya logrado.

Pero para alguien que por azares del destino termino en una butaca sin saber a qué se había metido, fue una muy agradable sorpresa salir de la sala sin ningún arrepentimiento, porque de que te ríes, te ríes.

El inicio de esta peculiar historia, adaptada en la ilusión de un documental sobre el grupo “Los Jilgureos de Rosarito” y sus respectivos integrantes Chuyin Venegas y Cornelio Barraza, debo confesar me parecía una idea absurda. Jamás había escuchado de la película y probablemente si hubiera visto antes un anuncio jamás la habría visto. La historia parecía lánguida y no más no entendía nada. Dos niños que se convierten en mejores amigos y de repente un corte hacia un futuro en París.

Eso fue lo que me sucedió en los primeros siete minutos, cuando ya me estaba resignando a terminar la película con un ni modo ya qué. Pero de repente, un personaje con la peluca más falsa, un par de lentes cuadrados y un saco café, que parecía la reencarnación de Vilma de Scooby-Doo, me canalizó por completo a 90 minutos que disfruté riendo a carcajada abierta, junto con toda la sala, con esta nueva forma de cine mexicano que ha demostrado que no es necesario ser tan evidentemente pretensioso para ensamblar algo único.

Aunque sólo pude reconocer a Ludwika Paleta, otra sorpresa de personaje, y a Chabelo, entre el elenco que conforma Volando Bajo; Gerardo Taracena, Rodrigo Oviedo, Sandra Echeverría (Vilma jaja)… y vaya pues, la producción de este filme en general, me ha emocionado con lo que se está haciendo en nuestra industria cinematográfica. Ya que a pesar de que no viví la época ambientada en la película y sin tomar con seriedad la trama, pudieron engañarme (y divertirme) con los vestuarios. Además, de mostrarnos un interesante in sight del mundo de la farándula en México.

En mi muy humilde opinión, mejor comedia que la querida Nosotros Los Nobles

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