Pura genialidad. Creo que después de ver El Gran Hotel Budapest me he enamorado por completo del trabajo del director Wes Anderson, de quien me declaro admiradora de tan elegante y cómica creatividad.
Solo conocía su trabajo en Moonrise Kingdom (2012), y poco es decir que ahora, ambos son mis filmes preferidos, esperando la llegada del nuevo y hermosamente pintoresco trabajo del extraordinario Anderson.
El Gran Hotel Budapest es como uno de esos pasteles europeos llenos de colores y exagerados, fuera de la realidad, con una belleza delicada que se trasforma en un guion no lineal sobre las aventuras de un conserje (Ralph Fiennes) y un botones (Tony Revolori) que se ven envueltos en una investigación tras el asesinato de la adinerada Madame D. (Tilda Swinton).
El tráiler ya es por si mismo toda una joya para cualquier buen cinéfilo y aseguro el entretenimiento, porque no sólo se pueden involucrar en resolver el misterio de la trama, sino también en reconocer a los diversos y bien conocidos actores que forman parte de la historia como Jude Law, Bill Murray, Saorise Ronan, Léa Seydoux, Jeff Goldblum…. Bueno, con una película como esta no sorprende el cast que se armó. Que por cierto es algo que siempre me gusta repetir; un buen cast no es nada si la historia no se equilibra.
Pero lo mejor de El Gran Hotel Budapest, es que se excede en todos los sentidos. Tanto que hasta te cuesta trabajo decir qué es lo mejor. Si no te gusta la actuación, será entonces las locaciones. Si no es eso, será el soundtrack. Si tampoco te convence, podemos utilizar la fiebre mundialista y reconocer que el personaje de Ronan tiene un lunar en forma del territorio mexicano.
Es fácil intuir que me enamoré del filme, tanto que se me olvidó que Budapest existe y pasé la mitad de la película preguntándome dónde habían encontrado tan hermosas locaciones. Por suerte lo recordé antes de preguntarle a mis acompañantes.
Desgraciadamente y no entiendo por qué, además de haber tardado en llegar a las salas, decidieron exhibirlo únicamente en la zona VIP. Pero les aseguro que es una película que vale la pena ver, así que tampoco se vayan con la finta de que es cine de arte y no lo van a disfrutar. Pero si no quieren gastar en los “privilegios VIP”, existen otras “opciones”, el punto es que disfruten de la belleza de esta película que en definitiva recomiendo para todo tipo de audiencias.
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